Thursday 28 July 2011

California 83



CALIFORNIA 83 (así, con mayúsculas).

Esta novela de Pepe Colubi merece el adjetivo de perfecta. Llevaba un año sin conseguir engancharme a ninguna novela, leyendo sólo biografías y libros de música y cine (otra cosa no, pero cultura he adquirido para rato) y esta novela ha conseguido lo que ya daba por perdido.


Pepe, Pipi para todos los habitantes de ese país ombligo del mundo llamado EEUU, es un chaval que se va a estudiar un año a California donde descubrirá que ha estado viviendo toda su vida en un terrible mundo sin apenas canales de televisión (y sin MTV, ¡¿a quién se le ocurre?!), sin mosquiteras en las puertas (inconcebible) y sin bailes de promoción. Pero no todo son ventajas para este joven español al que no le entrará en la cabeza que se cene a las seis de la tarde (digna hora de la merienda española tras tu buena siesta de dos horas) y que no se pueda beber una cerveza con toda la tranquilidad del mundo porque no tiene edad legal para beber alcohol.


De principio a fin (y no exagero), Pepe Colubi nos hace reír con las mil historias que le ocurren a Pipi, con los líos en los que se mete por culpa de un idioma que a él le suena a suajili, por sus juergas, por las chicas, por sus colegas, por meter las narices donde no le llaman una y otra vez. Y nos hace envidiarle también con sus conciertos, con los partidos de fútbol, con las animadoras, con los encuentros con compatriotas españoles, con esas mil y una cosas que hemos visto en las películas y que Pipi vive en sus propias carnes.


Es un libro que se lee con una facilidad y un gusto increíbles, que te hace sonreír e incluso llorar de la risa, porque tiene momentazos que hacía tiempo no leía en ningún libro. Un libro que hace que según lo vas leyendo te apetezca buscar a alguien a quien contarle la última que acaba de liar Pipi o, mejor aún, para obligarle a leerse el libro porque es demasiado bueno como para contarlo.


Si todo lo que he escrito no os ha animado aún a leerlo, os diré que en mi casa están haciendo cola para hacerlo.

Sunday 17 July 2011

Conversaciones con Woody Allen


El escritor y biógrafo norteamericano Eric Lax ha pasado más de la mitad de su vida conversando con Woody Allen sobre él, sobre sus films, sobre cómo ha llegado a donde ha llegado.

El libro, dividido en ocho partes, trata las diferentes fases de una película profundizando así en cosas como el montaje, el rodaje, la idea, el guión, los actores…

Da gusto leerlo y redescubrir a ese Allen neurótico, nervioso e hipocondríaco que ya conocemos, humilde y algo raro, que es lo que le hace realmente especial. Mientras Lax se deshace en elogios hacia el director neoyorkino, Allen alaba a sus actores y a los miembros de su equipo. Le sobran piropos para sus actrices favoritas como Mia Farrow, Scarlett Johanson o, sobre todo y con toda la razón del mundo, Diane Keaton, de la que dice que es la única actriz que ha conseguido ser más divertida que él en una película en la que él actúe y que lo es también en la vida real, dando siempre una réplica mil veces más ingeniosa que lo que él acabe de decir.

Tampoco se queda corto elogiando a sus artistas favoritos, a sus inspiraciones, sobre todo a Bergman y a Hope.

Además, el libro te deja con un maravilloso sabor de boca con frases que cada dos por tres evidencian que Woody Allen es más que un simple director de cine (muy europeo, por cierto). Es un hombre inmensamente inteligente que nos obsequia con reflexiones políticas, religiosas y filosóficas, además de una gran cantidad de frases llenas de humor.

Personalmente, me quedo con un momento con el que me veo identificada en el que dice que nunca ha usado un story board porque no lo considera necesario y, de todas formas, es demasiado vago para hacerlo.

Saturday 16 July 2011

Match Point


Woody Allen confesaba al escritor Eric Lax en el libro “Conversaciones con Woody Allen” que una de sus películas favoritas de su filmografía es Match Point.

Una de las ilusiones de Allen a lo largo de su carrera cinematográfica era hacerse valer como creador de dramas y no sólo de comedias. Esto no hacía mucha gracia a su público que siempre esperaba de él una nueva película graciosa y divertida con Allen actuando en ella. Tras varios intentos que no gozaron de gran aceptación (como es el caso de Cassandra’s Dream), con Match Point Woody Allen consiguió por fin que un drama suyo fuese valorado como se merecía, recaudando además una cantidad sustancial.


Este drama ambientado en Londres cuenta la historia de un profesor de tenis (Jonathan Rhys Meyers) que acaba emparejado con la hermana de uno de sus alumnos, el cual está saliendo con Nola (Scarlett Johanson). Nola y el profesor inician una aventura que crece con la ruptura de Nola con su pareja y que el matrimonio de él no consigue frenar. Finalmente, deja embarazada a Nola y ésta le pide que deje a su mujer o que, al menos, se lo cuente. El protagonista acaba matando a Nola en un crimen bastante imperfecto, pero la suerte acaba haciendo que salga impune.



En Match Point, Woody Allen nos presenta el caso de un hombre que ante la comodidad de su nueva vida, gracias a su esposa, llena de riqueza y con un buen empleo, prefiere permanecer casado con una mujer que no le llena antes que dejar todo eso. Incapaz de abandonar esa vida y ante las amenazas de su amante de destapar su aventura, decide cometer un asesinato. Para cubrirse las espaldas asesina también a la vecina de Nola y le roba sus joyas. El asesino de este crimen acaba saliendo impune, con lo que Allen se aleja una vez más de los estándares hollywoodienses de finales típicos.

Un tema muy importante de esta película es el de la suerte. El crimen cometido es imperfecto. Cuando va a deshacerse de las joyas y las está tirando al río, el anillo de boda de la anciana choca contra la barandilla, como una pelota de tenis choca contra la red, y es cuestión de suerte que caiga al río o quede fuera. El anillo cae fuera. Lo que aparentemente es mala suerte se convierte en un golpe de buena suerte al encontrarse el anillo un drogadicto que aparecerá muerto y al que identificarán como asesino, quedando así cerrado el caso.

Una vez más, como en todos sus films, Woody Allen demuestra su maestría como creador de tensión y emociones sin mostrar en pantalla ninguno de los asesinatos, porque no lo necesita. Lo mismo ocurre con la escena de pasión protagonizada por Scarlett Johanson Y Jonathan Rhys Meyers en el campo: no hay sexo, sólo pasión.

Una anécdota: esta escena estaba pensada para rodarse en el jardín de noche, pero el neurótico Allen dijo que de ninguna manera iba a salir al campo de noche, así que decidió pasarla a la tarde y localizarla en un sitio que no fuese el jardín, ya que allí ya había rodado otra escena.